Con la lectura de documentos antiguos de cualquier Servicio podemos hacer un viaje al pasado, de como fueron los comienzos de un Servicio, generalmente con medios muy precarios y una gran dosis de altruismo “el cargo de bombero voluntario será completamente gratuito, no obstante, deberá tener adecuada preparación”
Y si hacemos mención a su equipamiento personal “estará compuesto de casco, buzo o uniforme y un par de botas reglamentarias, sin perjuicio de los enseres que se adscriban a cada uno”, podríamos considerarlo actualmente como precario.
Pero los tiempos eran otros, las normas también y la mentalidad o la idiosincrasia de la sociedad otra. Lo que permanece casi inamovible en el tiempo es la misión de un Cuerpo de Bomberos: “tiene por objeto atender el salvamento de personas y propiedades en caso de incendio y a la extinción de éstos, prestando también su auxilio en los hundimientos, inundaciones u otros siniestros de naturaleza análoga”.
Recordar a los propulsores es una muestra de respeto y agradecimiento a unos hombres que comenzaron una profesión con una generosidad fuera de dudas, que con su esfuerzo y entrega construyeron los pilares de una profesión tan alabada o tan menospreciada (según de donde venga el viento) en la sociedad actual.
“La solidaridad no es un sentimiento superficial, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común, es decir, el bien de todos y cada uno para que todos seamos realmente responsables de todos”
Juan Pablo II
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